viernes, 6 de enero de 2012

Destacando en la multitud



Según dicen en un anuncio de la compañía del refresco imperialista, el ser humano es fantástico. O casi. O más bien no. En general, y salvo honrosas excepciones (entre las que nos contamos tú y yo, por supuesto) damos pena.

Pon a alguien en una situación en la que se sienta observado y diferente; irremediablemente, hará el mandril. Lo único interesante será, según la intensidad de dicha situación, observar cuál será su reacción. Pero ésta irá, ineludiblemente, desde lo ridículo a lo totalmente bochornoso. Somos así, no hay nada que hacer.

Una vez que nos sentimos observados, lo habitual es intentar esconderse de nuevo. Hacer lo que sea para pasar desaperbercido, como decía un amigo mío (no tengo muy claro si lo decía del todo en broma).

Como en este caso de cámara oculta




Pero a veces nos vamos a la otra punta. Si el individuo se siente centro de todas las miradas y es un tontaco de considerable peso específico, puede –incluso cree que debe- pasar al otro extremo. De este modo, con música de fondo de Bon Jovi y probablemente tras murmurar “yo mismo con mi mecanismo” como profunda y efectiva frase de autoafirmación, se lanza a ejecutar su mejor danza.

Bailecito que, en las noches discotequeras de su pueblo, él siempre entendió como de apareamiento, a pesar de que las mozas locales normalmente lo interpretan como “corred y poneos a salvo como si la disco estuviese en llamas”.

Pero aparecer en la pantalla tocha del estadio no hace sino echar gasolina al fuego de su baile espasmódico, por lo que debe lanzarse escaleras abajo tentando a la muerte, bien merced a una agradable caída con su correspondiente ruptura de cuello, bien por la merecida recepción de un mazazo craneal propinado por el público al que molesta a su paso con aire jacarandoso.



Somos así; casi siempre como en el primer vídeo, aunque algunos han nacido para protagonizar el segundo. El segundo tipo (en su versión más cutre-salchichera, al fin y al cabo el chavalín del vídeo no tiene maldad, pobrico él) nutre todos esos realitys  hispanos. Dales oportunidad de chupar pantalla, y la llenarán de babas.



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