lunes, 23 de julio de 2012

Entre híper y megañoño



Si, como yo, naciste en una época de paz, amor y sexo libre, este post de hoy desenterrará sentimientos que creías olvidados.  Porque aquí nadie se libró de las imágenes que van a continuación.



Desde estuches de pinturas a cuadros "decorativos", pasando por portarretratos, felicitaciones de navidad y calendarios de bolsillo, en los "felices" 70 y finales de los 60 se dio una invasión de tiernas figuritas de niños y niñas cabezones con grandes ojazos, flequillo sedoso y sonrisa beatífica.








Gracias al ejército estás hecho un hombretón
No recuerdo hogar en el que no apareciese una imagen de angelito infantil, payaso precoz o feliz niñato mendigo, del mismo modo que no recuerdo ni un solo amigo que apreciase el valor estético de los dibujitos en cuestión.

Y a  pesar de esto, nos los encasquetaban al más mínimo descuido; bien vía cuadro-que-decora-apropiadamente-tu-cuarto (que para eso eres un niño), o bien bonito-adorno-visual-de-tu-block-del-colegio (que ya tendrás tiempo de llevar una foto de esas guarronas de Los Ángeles De Charlie).








Tipical espanis a la caza de la sueca




Yo, en mi dulce inocencia, pensaba que esto era sólo un fenómeno apañol, y que el culpable tenía nombre y apellidos hispanos, y juré que algún día iría a su casa montado en un Mazinger y se lo haría pagar caro.

Error. No por lo del Mazinger -que también- sino porque, cuan oleada de recortes PPeros, resulta que había más de uno.










El más famoso, el que nos hizo ver la vida como si fuera el sueño de una abuela borracha de moscatel y optalidones, se hacía llamar Gallarda.



Yo también quiero ver OVNIS, qué te has tomado?
Así no se tratan los vinilos, niña



Curioso nombre, que por una parte es danza renacentista y por otro me recuerda a un chiste que contaba mi amigo Vicius (algo de un mejicano que se hacía una gallarda, o alguna guarredida así).



La fama de este artista trascendió las fronteras hispanas e hizo de las suyas en Europa, sobre todo en Francia (desconozco si esto tuvo relación alguna con la quema de camiones en las fronteras, habría que revisarlo).


Este estilo de dibujo, este estilo de vida diría yo, se convirtió en algunos casos en una mina de oro. Los ilustradores y también pintores de niños cabezones con ojazos llegaron a ser legión. Aquí podemos ver unas muestras del arte que dejaron tras de sí las huestes de San Mimosín.


¿Por qué esto no ha sido portada de un disco de Manolo Cabezabolo? Lo desconozco.




No falla al rematar de cabeza ni queriendo



La versión adolescente del tema... chulazos de playa
¿Qué tramará el soldadito? ¿Qué o a quién está enterrando el del fondo?
 Inquietante

Y cómo es que me he acordado de este tema? Porque recientemente he visto una reedición de cartas de la época. Las cartas viejunas -huy, perdón, vintage revival of the great game of cartas- guardaban un parecido en estilo con lo anteriormente visto aquí.

Ahí va un par de ejemplos:


Desde el bantú que pasea por la selva con pajarita y pañales acompañado por su manso león-sabueso, hasta el hijo tirolés, fiel retrato de la decadencia de la raza aria, la baraja en cuestión muestra una galería de personajes que no desentonarían ilustrando la obra de Lovecraft o una biografía de Esteso.

Por supuesto se la compré a mi niño. Me gusta sufrir y compartir mi sufrimiento.
Esa es una de las razones de este blog.



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